En la frontera del silencio, donde nace el canto

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Ansioso por su luz ficciosa, esperaba él

sentado para ver el destello de su sonrisa.

Su traje era el manto del cielo.

Coqueta… Era completa cuando ofrecía su desnudo al mundo.

Hablaba el poeta de aquel verso ilusorio sin tiempo, en la memoria esparcida en el aire.

¡Oh! Desdicha la mía de no encontrarte.

Son tantos los brindis con albas y tú no apareces.

Desiertas mis hojas y tan llena mi tinta,

la muerte sonriente me mira…

Poeta… ¡Ay, poeta! ¡Embriagado de su recuerdo la esperaba y ella no aparecía! Su desdicha en el fatídico mundo material no le importaba. ¡Bohemio maldito! Te dijeron, te escupieron, te amaron, te odiaron, te gimieron. Tu verbo cómplice fue amar y solo amar. La esencia de tu palabra y acción desencadenó emociones jamás antes sentidas y escritas por el hombre como el odoror; una mezcla del instante en el que se ama odiando.

¡Ay, poeta! Buscaste la calma y el olvido, y solo encontraste oscuridad. Pero aprendiste a rellenar tu inmenso corazón con un poco de luz.

Pasó el tiempo, minutos, meses y años. El poeta, viejo, moribundo y casi sin sentido, llegó al mismo lugar. Vio de a pocos y despacio, si por fin ella se acercaba.

Su sensual luz bailaba rosando la noche, y el hombre, pobre de su maltratado corazón por los universos de melancolía, ¡empezó a cantar de nuevo! Sus ojos brillantes temblaban y el silencio en su garganta estremecía fronteras de vidas. Una lágrima en su mejilla como saludo a primera vista.

—¡Oh! ¡Oh! Mi luna.

—Mi fiel poeta, aquí estoy. Anduve por otros cielos.

—Humedecida siempre mi mejilla, te llevaste mis manos y mi pluma cuando partiste.

—Mi poeta, déjame decirte que, a lo largo de mis rutas, comprendí que la poesía no se viste de tinta para hacerse existir. Mas todo este tiempo en mi ausencia, la poesía siempre estuvo en ti; cubriéndose de tu llanto, refugiándose en tu melancolía y recuerdos.

Él, en su último suspiro, recostado mirando su reflejo, entendió que la escritura es sólo un lapso de lo sensiblemente vivido.

Poeta no es aquel que sólo escribe poemas, poeta es aquel que hace de su vida una poesía; en la experiencia y respuesta del acto que a veces carcome y que a veces alegra, que a veces te excita y que a veces te desintegra.

Finalmente, del poeta brotó su llanto hacia el cielo, para convertirse en Lunas para otros poetas. Con un suspiro eterno acompañado del silencio, escribió su último verso cerrando los ojos.

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