Blog Librópolis
Tuve que despedirme de todo
arraigar a lo mío
sacar de la mente lo que estorba
construir en la piel
la medida exacta de la verdad
olvidar lo hablado
encontrarme no en el camino
sino en el espejo
ahora que tengo las manos libres
y que la luz es eterna en la oscuridad
quiero adornar con lirios a la lluvia
que se cobije de mis manos y su vientre
exorcice mi cuerpo
y si luego acaba
entonces quiero irme
tras las garzas a recoger mi cuerpo
Dame tu vida pajarito, dijo.
Pero a cambio de qué, señor, le contesté.
Te doy esta libreta, un bolígrafo nuevo,
silencio y soledad.
Y si mal no recuerdo, yo no dije ni pío;
pero ya nada más
miro los cuatro rumbos desde entonces,
no puedo recordar por cuál salió volando.