Ciudades

Qué extraños somos.

Siempre ciudades defendidas.

Bien defendidas siempre.

Ciudades extranjeras

de habitantes nativos.

Heridas por el cólera antiguo,

las pestes venideras.

Al asalto perpetuo preparados

con el aceite hirviendo en las murallas

o las escalas puestas para el abordaje.

Ciudades desterradas hacia su corazón.

Ciudades con la ciudad por cárcel.

Las torres enemigas, las almenas mordientes.

Páramos de carne.

Ciudades solas,

no conquistadas nunca.

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