El sol nace y la casa ya huele a cempasúchitl
y ocote.
Las piedras respiran despacio,
la casa despierta
y la leña habla en el fuego.
En esta casa no hay nubes,
hay flores azules, rojas y amarillas.
Hay mujeres que tejen palma,
hacen tortillas y rezan por sus tierras,
por sus hijos.
En esta casa hay grillos que lloran,
corazones que no duermen y esperan
un hijo, un amor, una palabra…
un nombre junto al fuego.
En esta casa hay flores,
flores de espera.
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