Cuando el universo llora

En un espacio indefinido todo punto escogido es un centro.

            El universo es una totalidad, yo, una parte. Y seré una parte, pero considero mi consciencia como la totalidad de mi potencial para expresarme. El universo es material inconsciente que en mí consigue voz, siendo subproducto accidental de un proceso de orden y caos universal, durante el lapso en el que la materia que me constituya sea consciente, represento aquí al propio universo que se escribe y dedica versos ahora mismo como un anciano resignado, entregado a su soledad, o un colegial consternado, por lo ajenos que le son sus sentimientos a todos.

            Cuando la materia llora, es porque sabe que solamente podrá hacerlo por unos años, ¿cuántos? Eso no lo sabe, y la duda le sabe a lija.

Cuando el sentimiento me avasalla, solamente es el todo jugando a tirar del hilo de mi sentimentalismo, para mí yo soy su marioneta favorita, siento sus tirones, a veces son más violentos de lo que me gustaría.

             Ojalá supiera él lo que me hace, ojalá supiese yo lo que hará conmigo. Que poético suena todo cuando personificas al actor absoluto, y que frío, si denotas su absoluta indiferencia.

Cuando el universo llora, es porque está solo.

Cuando el universo llora, es porque alguien ya no lo hará jamás.

Cuando tú lloras, él también llora.

En este espacio indefinido, mi percepción de mí mismo es el centro, a través de mí percibo todo lo que me es posible percibir. Soy el centro de mi universo.