
El rostro herbáceo de tu fina noche
duerme descalzo en su dosis de fuego.
Un vientre misterioso deshoja el hilo del bosque
mientras el lago zumba
angustiante
un clima de raíces dolorosas.
Te gusta tejer esos sueños de brisa.
A cada paso
tu pie roza,
la brisa de porcelana etérea.
Eres noche, luz,
tierra de sombras…
frío del bosque que se apaga con el tiempo.
La lluvia torrencial de tu pasado
alimenta las gotas muertas de tu senda.
Otra vez el hada del viento moja los labios del hambre.
Te gusta conversar con el ave que pinta luceros.
¿Eres acaso el velo de las vírgenes miradas?
Escóndeme.
Tu palabra no tocará el suelo.
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Es una delicia cada aportación que hace Ale en el ámbito musical y literario.
Es una gran alegría que haya sido publicado este poema suyo.
Felicidades.