Una vez vi un bosque
Bermejo y dorado
Desenterré ahí un cofre con mi nombre
Mis manos manchadas de tierra
Tomaron una llave de plata
Se supone abriría una puerta quemada
Escondida entre dos abedules
Oculté la llave en el centro del bosque
Quién sabe dónde
No me importa
El bosque es infinito
Me dediqué a vagar
Me convertí en musgo, en corteza,
en tierra fértil
Olvidé mi nombre
Existo anónimo
Ignoto
Es mejor así
Susurra el viento entre las hierbas
Que los muertos no despierten de sus sueños
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