Yo no busco el poema ni me esfuerzo
en recordar palabras escondidas;
me basta con sentir que en otras vidas,
como en la mía propia, existe el verso.
Surgen ideas entre sí tejidas
por un significado, oscuro o terso,
y lo noto al instante. No converso
sobre qué escribiré, en entretenidas
reuniones de café- nula cosecha
que el viento sin sentido esparce lejos-
y, por lo general, pongo la fecha
en que el verso nació, juego de espejos,
para saltar de la palabra estrecha
a la amplitud vital de sus reflejos.
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