Corazón de tinta

pexels-valerio-errani-2918901-scaled-thegem-blog-default

He caído en cuenta de que mi corazón no bombea sangre, sino tinta, pero esta tinta está estancada; hay veces en que fluye con ligereza y elegancia, otras en que explota y chorrea, y otras tantas en que se atasca, se hace piedra, la quiero forzar a salir, pero solo hiero mi corazón y causo desesperación, dolor y tristeza.

Mis neuronas son ideas que se entretejen, pero hay veces que se rechazan o tienen uniones frágiles; reconozco que son muchas y de gran potencial, no me cabe duda, pero de pronto no logran congeniar.

Mis ojos son las ventanas de mi interior: no son muy claras, a veces son borrosas y,-otras tantas-, parecen estar inundadas.

Mis manos son mi instrumento, sin embargo, a veces las considero débiles e incapaces, se vuelven inútiles y con frecuencia se ponen trabas.

Lamento confesar que hay ocasiones en que mi “mecanismo de escritora” (corazón/bomba, neuronas/ideas, ojos/ventanas y manos/instrumento) no funciona, se desconecta del mundo, se descompone o está pronto a la putrefacción, tanto que no me ha dado más el día de hoy.

Este sentimiento es un ahogo, es un desasosiego y, al tratar de expresarlo, simplemente resulta inexplicable, incomprensible, mejor dicho…

23

Dejar un comentario

X