Vimos llegar mañanas

Vimos llegar mañanas

que eran bandadas de grullas

con maravillas en las pupilas

y las seguimos a puertos olvidados.

Allí nos esperaban muchachas descalzas

con las que bailamos en los galpones

donde se guardan las redes y los remos.

Las grullas de la mañana se van

como serpentinas tras la fiesta.

Alguien niega su amor

a nuestro hermano el vagabundo.

Pero una banda de músicos ebrios

nos guía hacia circos pobres

para que hallemos a todos los amigos.

Los trenes de carga nos dejan en pueblos

donde nos esperaba el verano

reuniendo gavillas de islas amarillas,

pero de pronto las inundan

los ríos silenciosos de la medianoche

y huimos hacia el granero ruinoso,

del que el viento era dueño y señor.

Un gallo canta.

Mil gallos le responden.

El tiempo entrega a los artesanos

la greda de nuevos días,

y cuando salgamos de nuestro encierro

la lluvia encontrará caminos desconocidos

para escribir de nuevo nuestra historia.

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