
No siento rencor por el confundido
Que viene a mi regazo a buscar filosofía,
Con oídos sordos
Y dedos parlanchines.
No odio al bailarín de sentimientos,
¡Soy un contorsionista de lo abstracto!
Pero le temo al tiempo
Que no sabe de soledad.
Pongo un pie en la arena,
Comienzo a hundirme.
Acaricio al mar
Y la sal me irrita.
Enciendo una fogata,
Pero me sofoca.
Quiero montar una nube,
Mas le temo a los relámpagos.
Huyo de la lluvia
Hacia un refugio imaginario
En no sé dónde.
La libertad está viva
Y la felicidad muere,
Se pudre su carne intangible
En el suelo transparente.
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