Mudanza

cafe-3537801_960_720

Cuatro meses atrás

en unos cuantos minutos

y algunos mensajes

mudarse resultó inminente.

 

Una nueva ciudad ante mis ojos

se presenta desconocida y familiar

como las fotos antiguas de un antepasado

o las historias ajenas de los abuelos.

Hay algo en las calles de todas las ciudades

que nos hace sentir en casa,

aunque no conozcamos dirección alguna

todo se presenta nuevo en los sentidos.

 

El cambio llega de raíz

dentro de una maleta llena de anhelo

y los deseos de nuevas historias

anclados a un boleto de autobús sin retorno.

 

Se aprende a sobrevivir en unos días

más que todos los años en un lugar seguro.

 

Los cambios se presentan a cuenta gotas,

la sazón que hacemos nuestra,

hacer propia una habitación vacía.

 

Ya no soy el mismo que subió a ese autobús

ni aquel que pagó su primer mes de renta

preguntando en dónde está la tienda

más cercana y si el barrio es inseguro.

 

Pero el motivo de migrar sigue intacto:

un mensaje preguntando “¿ya vienes?”

y sus brazos hogar, sus brazos hoguera.

Sus labios que convierten esta ciudad

en cualquier otra, sin importar nada más.

15

Dejar un comentario

X