Estado de México a 14 de febrero del 2022
Querido mío: te escribo hasta ahora para decirte que la busqué toda la mañana, procurando aquellas partes que ayer no revisé, por todo nuestro cuarto, entre nuestras sábanas, detrás de cada cuadro, por la sala, entre la puerta principal y el camino de sal. Recorrí una y otra vez el cuarto ahora lleno de flores, la cocina fría y cada una de las ollas de café vacías; incluso la busqué debajo de la tapa de madera marrón que te cubría el cuerpo, pero no la encontré. Desde que te fuiste, perdí la cabeza.
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