Para un amor

pexels-francesco-ungaro-11570414-scaled-thegem-blog-default

Para un amor:

 

Una carta,

un poema.

 

Tú, amor, ausente,

remitente incierto.

Yo, amor, presente,

vivo de un recuerdo.

 

Faltarán suspiros,

lágrimas, temblores;

leerás mis palabras,

con ningún deseo;

presencia silente,

no estaré contigo.

 

Mausoleo de palabras,

flores mustias, mármol frígido,

para un sentimiento nunca,

nunca vivo.

No habrá un latido más fuerte,

ni un silencio más pesante,

ni una sangre más flagrante

pero urgente.

 

¿Cómo

una carta,

un poema?

 

¿Cómo puede ser amor?

¿Cómo puedo ser poeta?

 

Tú no estás.

Ni tu aroma entre personas.

Tú no estás.

Ni tu rastro caminado.

Tú no estás.

Ni tu ardor en el espacio.

Tú no estás.

Ni tu regusto viscoso.

Tú no estás.

Ni tu risa tormentosa.

 

Aun así, intento seguirte,

pero escapas.

Así, ¿amor de qué manera?

Yo sólo estoy.

Yo solo estoy.

 

¿Cuándo has visto

tanto amor,

tanto dolo,

en pasión

de uno solo?

 

Oculta entre sábanas,

mi piel se sofoca,

una lágrima de mis poros resbala,

pues no es tu calor

cobijo de mí.

 

Pero, aunque mis manos estén vacías,

en mis sueños, puedo encontrar tu piel,

tu pálido perfume, en falsas flores;

tu sombra, en la trampa-espejo del agua;

de que me quieres, ecos de palabras.

 

Y al despertar, permanece

conmigo esa flor de ensueño,

flor que admiro y aspiro y miro,

que busco con manos tristes.

 

En mis palabras estás:

«Uno solo, por favor».

 

Corazón, corazón,

me queda recordarte.

 

¿Alguna vez pensaste

que esto será pasado,

que mi único recuerdo

se irá desvaneciendo,

que mis ojos cansados,

sin verte una vez más,

morirán afligidos,

sin poder recordar,

en el cielo, tu rostro?

 

El tiempo vi,

era temprano;

esperé un poco,

era ya tarde.

 

Adiós no dije,

por no aceptar

la última vez…

 

Pese a nada,

cordialmente,

un amante.

7

Dejar un comentario

X