Cuando todavía teníamos nuestros pequeños apéndices

pexels-pixabay-60031-scaled-thegem-blog-default

Qué sencillo es romperse,

ser como un pequeño jarrón,

y simplemente, con el tiempo,

fragmentarse y transformarse.

 

El otro día me encontré con un viejo amigo libélula,

nos conocíamos de cuando apenas éramos ninfas,

cuando todavía teníamos nuestros pequeños apéndices,

a diferencia de ahora, que ya nos vimos con alas.

 

Eso me hizo ver que me he metamorfoseado.

 

Todas las cosas que se han roto

y todas las cosas que han llegado nuevas,

para quedarse o romperse en algún punto.

 

Nunca hubiese esperado ser quien soy ahora,

no me arrepiento,

pero sí le sorprendería a mi yo del pasado.

2

Dejar un comentario

X