Devaneo

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Hay muchas maneras de perderse, enamorarme de ti, por ejemplo, y está bien, es grato perderse para encontrarse. Así fue como yo me perdí. Fuimos encuentros fugaces que me hicieron feliz; y qué hermosa me parecía la vida, los días de invierno, los dulces, los traslados en el tren para encontrarnos y sentir tu rostro suave; los lunares que adornaban tu bello rostro, tus manos creativas, la ligereza de tu cuerpo, tus pecas. Qué grato fue escuchar tu voz grave, qué grata la locación donde nuestros ojos se encontraron, los besos, los juegos, los mimos… en fin. 

Recuerdo nuestro último día, el clima era acogedor, tardaste, pero al fin llegaste —era como si nos turnáramos para llegar tarde—, esa plática fue la más trascendente, ¿recuerdas? Hablamos de nuestros sueños, nuestras expectativas, de la familia, los miedos e inseguridades, de las amistades. Las palabras desaparecían, poco a poco nos acercábamos, acariciabas mi rostro y nuestros labios se unían para decir lo que las palabras ya no podían.  

El tiempo nos consumía y yo debía regresar a casa. A partir de ahí todo cambio, desapareciste de mi vida por varias semanas, no me explico por qué, creo que intentabas volver a la prisión de tu cotidianidad; yo decidí distanciarme de ti y así era el derrumbe, el final. En poco tiempo nuestro modo de ver la vida ya era diferente, ahora teníamos que forjar nuestro rumbo, tomar decisiones y cumplir nuestros sueños por separado. Me impacta cómo de un momento a otro, la vida cambia: un día eres muy feliz y al otro estás devastado. ¡Ah! Dijiste que no estabas listo para amar ni para que alguien te amara. Se te olvidó la promesa de cuidar de mí. Y así es como decidiste irte, después de arrebatar mis sentimientos, la dulce palabra, las caricias.

Ya no habrá llamadas, ni más mensajes penosos como: «me encantas y espero verte pronto, aunque sea en mis sueños». No más poesía con mi piel y tus manos.Quisiera decir gracias por el café, por las noches de fiesta, por los conciertos, por las locuras, por romper las reglas, por la comida, por los libros, por los poemas, por las carcajadas, por las peleas y las reconciliaciones, por el vuelo en globo, por el viaje a Argentina. Por todo eso que no hicimos porque no fuimos muy lejos. 

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