Heartstopper: un nuevo aire

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Es innegable la fragilidad del hombre y lo que construye, por eso tenemos cosas que se rompen: ideales, sistemas, objetos. El nacimiento de la novela gráfica es quizá la ruptura más notable de la representación literaria del siglo XXI, incluso aún no se considera como tal por la crítica. Aunque quisiera enfocarme en el contenido de Heartstopper, obra de Alice Oseman recientemente adaptada por See-Saw en colaboración con Netflix. ¿Qué se puede decir sobre el tomo I y el tomo II con respecto a la serie de televisión?

                 El ambiente en general es demasiado idealizado: Charlie Spring se enamora del mejor jugador de rugby, Nick Nelson. A pesar de las pocas probabilidades terminan en una relación amorosa. En algún momento me recuerda al flechazo entre Romeo y Julieta, sólo un encuentro fue necesario para su enamoramiento (en la pantalla). Sin embargo, la profundidad de la trama va mucho más allá de un mero romance adolescente.  

                 Uno de los puntos abordados es la crisis de identidad del rey del rugby: se plasman las dificultades de definir una orientación sexual, pues nos han inculcado que pertenecemos a una sola categoría, la cual no debe cambiarse. Pero no es así, al igual que las estaciones del año transitan, las personas modifican su identidad a lo largo de su vida. El personaje de Imogen (inexistente en los libros) vino a recalcar el problema cuando invita a Nick a una cita y este no encuentra la forma de rechazarla en medio de todos los presentes, ¿alguien no se asustaría de mostrarle al mundo que no es quien pensaban? 

                 De manera mínima e indirecta, se tocan las repercusiones del bullying en la víctima: problemas alimenticios, baja autoestima y autolesiones. Una cruda realidad inmersa en un mundo fantasioso lleno de responsabilidad afectiva. Sin duda Heartstopper representa una ruptura en comparación con otras series juveniles: si bien es algo comercial, su contenido tiene grandes mensajes, especialmente para las nuevas generaciones que se cuestionan quiénes son y cómo averiguarlo. Netflix confirmó dos temporadas más en las cuales se profundizará en las cuestiones mencionadas al principio del párrafo.

                 Tal vez las novelas de Oseman no sean consideradas literatura por los académicos, pero exploran temáticas actuales y de relevancia en un formato fácilmente leíble, y es lo idóneo porque últimamente se ha perdido el hábito de la lectura. Aunque, desde mi perspectiva, esto sí debe leerse.

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