Las olas seguirán rompiendo

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Qué frágiles pueden ser las cosas: un hielo recién sacado del congelador, tan concreto, de repente cae en un vaso con agua y se fragmenta en delgadas líneas blancas que predicen el final; un plato de porcelana con el patrón de Meandro en sus bordes, que en una vitrina parece tomar características de reliquia, cae de unas manos descuidadas y encuentra su trágica fortuna en el piso, dividido en partes irregulares. Sin embargo, no toda ruptura significa una consumación, también pueden ser síntoma de cambio. Así, existen otros elementos abstractos o invisibles que se pueden romper con aquel drama y a la vez mutar: un corazón joven que cae por primera vez entre los brazos venenosos del amor, la inocencia que se pierde al conocer las naturalezas humanas, los usos, costumbres y paradigmas que no queremos seguir…

 

Por otro lado, también hay cosas tan endebles que pueden fracturarse impredeciblemente como la estructura y cadencia de este texto. Puede al instante ser un tweet de menos de 300 caracteres:

 

Vulnerables son los hombres que no saben cocinar, que musculosos no levantan ni un plato, que reaccionan con violencia, romantizan los celos y no son padres responsables. La idea que se tiene de masculinidad es más frágil que el himen, pero no están listos para esa conversación.

 

O bien puede ser un soneto:

 

Éranse humanos con hambre de mundo,

éranse un ser de divinos alcances,

éranse Dioses en plenos romances,

éranse inmunes de todo lo inmundo.

 

La Gloria les era predestinada,

mas guerras y tristeza continuaron.

Tecnología y lujos maquillaron,

pero todo era marea agitada.

 

Hoy sus alas se encuentran irrumpiendo

hacia oficinas y grises caminos,

en hojas de cálculo pereciendo.

 

Fácil predecir sus cruentos destinos:

los espíritus seguirán rompiendo 

cual raudas olas en puertos salinos.

 

Igualmente, el texto puede ser una solitaria línea recta que va de un punto a otro.

Puede 

    también ser

                    una serie de delgadas 

                                                     hebras.

Hacer y deshacer parecen ser la suerte de las palabras, cuyo filo también puede destrozar cualquier carne a su alcance. Este texto puede dividirse en dos, en tres o cuatro partes. Es cuestión de imaginación.

Por último, lo peor que se puede romper de manera vertiginosa, es el ritmo de la vida con la muerte. Similar al lapidario destino de un punto final.

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