
El frío me dejó a la deriva
mientras tu caíste de pie, sin vértigo,
fui el suelo de tus carcajadas.
Tatuabas hábitos en risas
que yo coleccionaba sin falta,
sí, todas las formas de tu boca.
Una noche volaste
hasta el universo de tu libertad,
los espacios se hicieron barricadas
en mis intentos por habitarte.
Nunca me sobró tanta vida
como cuando descubrí tu ausencia,
imágenes tuyas se hicieron un mar
en el que moriré libre entre tus recuerdos,
cautiva en lugares vacíos sin tus risas.
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