Miércoles

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¿Qué tan lejos te lleva una mentira en Jueves? Si yo quisiese llegar al río Lethos preguntando por indicios, no daría nunca con el sitio si mintiese sobre el destino al que voy. Imploremos: Yo confieso, ante el Hacedor Todopoderoso, y ante ustedes hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. ¡Ay, por mi culpa! ¡Ay, por mi gran desliz! ¡Ay, Viernes!

                        ¿A dónde te lleva una mentira en Sábado? Te lleva a una supuesta gloria, a una confusa felicidad y a una espontánea victoria que pronto se dilatará. Una falsedad es justo eso, es en tanto que no es, se percibe siendo algo que no es, pero no es nada más que en sí misma, la nada. ¿Por qué basar o apostar la vida, un hecho, un amor, un poema, un logro, un algo, sobre la nada? ¿Qué grandes castillos en el aire se podrían edificar si las mentiras tuviesen sustancia perenne en el éter?

                       ¿Por qué hemos creído o aprendido que decir la verdad es incorrecto y a veces fastuoso? Tan sencillo como expresar lo que se cree, piensa, siente, quiere o se necesita. ¡Domingo! ¡No te amo! ¡No me gusta! ¡Sí te necesito! ¡No ahora! ¡Sí quiero o no puedo! Tratamos de embelesar las palabras creyendo ipso facto que herirán menos ahora, pero ¿qué pasará cuando se desvele la verdad y seamos nosotros no solo cómplices sino los culpables de facto?

                       El río Lethos es el lugar que deben cruzar las almas que van a ser expiadas y juzgadas por los más justos. Después de pagar sus dracmas al minotauro, se les invita a beber del río, pero Lethos significa: olvidar. Deseosos beben y beben, y olvidan en Lunes. ¿Será justa esa la razón por la que Platón llama a la Verdad —que busca el filósofo— como Aletheía, es decir, no-olvidar?

                       ¿A qué sabe una mentira en Martes? Sabe a dormir solo, a comer sin apetencia ni sabor, a vivir dando tumbos sin sonrisas ni amaneceres. Sabe a cama fría y pesadillas punzantes como constantes. ¿Qué deja ver una mentira? La verdad y el hedor de Iscariote. ¿Qué deja atrás la mentira? La paz y el color.

                       ¿Cómo se expían las culpas? Hacer hecatombes ya para Hermes (mercurio) u Odín (önsdag), esperando su entusiasmo sobre nosotros. La pena es estar metafóricamente atados y no poder hablar o correr, ni tocar a esa mujer que tanto se ama, se desea y se venera. ¿Qué se paga con mentir? Dolor y desamor. ¡Decir la verdad es la solución! La verdad siempre es y será: buena, bella, justa y verdadera. ¿Cuál es la pena por mentir? ¡Esperar al Miércoles!

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