Elegir querer-nos sobre el deber

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De, por y para nuestras amistades.

Debería estar haciendo otras cosas. ¿Las cosas del tiempo reloj? ¿Las que esperan los demás?

En este momento me sumerjo en un mar de pensamientos turbios y sin forma, que intentan encontrar respuestas en experiencias ajenas y caminos recorridos, porque me siento joven, en el sentido de no saber lo que estoy haciendo. Intento con impaciencia descifrarme, con ansias de saber qué me gusta, quién soy, qué es lo que quiero. Crear una identidad, una postura ante el mundo. 

              Cuando pienso en mí misma, sé que debería estar habitando espacios y no solo transitándolos.

              Quiero dedicar mi existencia a conocerme, a formarme en congruencia con los mundos que imagino. 

              Quiero tener la oportunidad de formar parte de espacios académicos que favorezcan la construcción de identidades individuales capaces de dirigir su sentir, hacer y pensar hacia el desarrollo en comunidad.

              Quiero estar procurando a mi familia no biológica y creando lazos significativos que amplíen mi noción del amor y crecimiento. Quiero darle tanta importancia a eso como a un ensayo académico que leerán dos personas que no me toman en serio.

              Y después de pensar tanto, de abstraerme en mi mente, mi propio ser comienza a dejar de tener sentido. Me despierta saber que estoy con mis amigas compartiendo un panqué de limón mientras discutimos, lloriqueamos, aprendemos, nos perdemos y encontramos en temas que nos atraviesan el día a día, que estamos haciendo lo posible por sustituir esos “debería” por quereres, para no deberle a nadie más que a nosotras.

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