Zafiro ferviente de la eternidad, ¿cuál es tu andar?
Sigues los astros de luz sin timón, ¿cuál es tu navegar?
¿Cuál es tu misión?, ¿cuál es tu motivación?
Te guías por los ritmos del corazón surcando el oleaje.
Errante buscando el camino en la bóveda celeste,
no puedes ver los astros, el cielo está brumoso, rayos orquesta.
Andas terrestre, andas gravitando, andas navegando, andas migrando,
buscando universos insulares a millones de años luz.
Jaculatoria del camino, destellos de amor suspendidos,
candorosa plegaria que capturó del amor la razón de vivir perdida.
Mapa estelar que resplandece con frecuencias difusas,
parte del camino es partir, dejar ir y seguir andando.
Bifurcaciones confusas sin saber dónde comenzar,
taciturna va ansiosa porque la soledad la lleve lejos de casa,
múltiples versos del multiverso claman y declaman los mares lunares,
clemencia pide al Dios del camino revele prudencia en los sollozos.
Callar y dejar fluir el silencio intoxicada por el sax de los cantares,
desprendiendo la rabia, ¡tu violencia aterra! La calma será el frenesí.
Aprender y disfrutar del camino, seguir, aunque la tormenta quebrante,
claridad a las interrogantes, solo el tiempo dará respuesta a los pesares.
Desprenderse de tierra firme para ser quien dirija el barco a tus vertientes,
vivir y dejar vivir los colapsos del caos sin anclarse a otros muelles,
navegar flagrante bajo el intenso sol sin la sombra de los diurnos demonios,
redención de amor propio.
Confrontando las heridas, suturando con cada paso los retazos,
dejando migas de tintes sangrantes a los pandemonios,
paciencia deberás tenerte en el camino completando el relicario.
Cuando hayas explorado el terreno, disfrútalo y aprende de él.
No suicides el alma aserrándote por siempre al dolor y la soledad,
al final del camino tu espíritu jamás será quebrantado, amedrentado,
ni fragmentado.
Encontraras tu ser, tu esencia, tu espíritu que fue robado
por los demonios del mediodía.
2