Non longe tempore

pexels-pixabay-373543-scaled-thegem-blog-default

Desperté con lámparas apuntando al infinito de mis pupilas dilatadas. Mi mente se sentía confundida, mi cuerpo constipado. «¿Cómo te llamas y de dónde eres?». León Carrillo, soy de México. «¿Qué edad tienes?». 29 años.

Por lo que veo, usted es médico, déjeme adivinar, psiquiatra. «Eres muy inteligente, León. Mi nombre es Noé Torres. Estás en lo correcto. Estás en un hospital psiquiátrico porque has tenido un episodio psicótico. Te encontramos desnudo en el baño de la estación internacional de trenes en Madrid. Hablabas de que tenías que impedir el fin del mundo, que venías del futuro, de una línea de tiempo donde se había generado vortex, donde la humanidad tiene una oportunidad de salvarse». Sensación de vació. 

«¿Puede decirme qué fecha es hoy y dónde estamos?» Cinco de agosto del dos mil dieciocho. Estamos en Madrid. Déjà vu en ambas mentes y la sensación de entrelazarse con la línea del corazón. Usted va decir que estoy loco, pero es verdad. Soy un viajero del tiempo y vengo del futuro, del año 2044. El problema fue estar conectados en las redes sociales y separados de la naturaleza. Además, el Covid mutó y se convirtió en Sirén. En el 2088 se acabó todo, nuestra amada Pachamama, Gaia o Tierra, como le conozcas. Pero en un universo alterno, en progresión, tú y yo somos amantes. El futuro también parece incierto, apocalíptico, catastrófico, pero creo que mi voz puede modificarlo, erradicar el ego consumidor y devastador. Viajé en el tiempo para crear la palabra porque en el inicio de la creación está la mente y la idea. Al parecer, mi ADN es capaz de evitar la mutación del paciente cero.

Pero todo esto es un escenario utópico. En otras vidas colonizamos las estrellas y tus ojos son dos de ellas. El humano deja de crear autodestrucción. En otros universos te amaría por siempre, puesto que el tiempo no fue muy lejos. El tiempo, en una distorsión de la matrix,  no parece real. Crearé bucles multidimensionales, torbellinos incesantes de energía y habitaré distintas pieles solo por verte otra vez. Y, quizás, otros viajeros del tiempo puedan salvar al planeta, sentir que no fuimos muy lejos, que no fuimos a ninguna parte. Todo era un sistema entrópico y entálpico, en el que nuestras almas son eternas.

«¿Tienes cómo probar esto que dices?». Me siento desvariar. Me había soñado apuñalando a una sirena cientos de veces. El Dr. Torres tiene tatuada una sirena en su brazo izquierdo.

12
X