Un sueño guajiro

pexels-min-an-667229-thegem-blog-default

INTENCIONES: Un viaje a tu ciudad natal, una tarde en el café, una mirada, una charla, un beso, un abrazo…

RECORDATORIO: Evitar que la lista siga creciendo. 

He pensado en varias propuestas que hacerte en la honestidad de cada una y su simpleza. Lo he considerado, quizá no sean nada nuevo para ti. Siendo sinceros, no soy la más divertida ni la más guapa, tan sólo comparto la calidez y el amor que me hacen sentir afortunada. Llegado a este punto, tampoco pretendo convencerte de ser el mejor partido, porque como ya he dicho, si hay algo que no te pediría es que te enamores de mí. 

Un lunes tomaría un autobús, subiría antes de que el miedo fuera más grande y me hiciera retroceder. Respiraría profundamente y escucharía música para evitar que los nervios me dominasen. Llegaría por la tarde, a sabiendas de que nuestro cupido te ha entregado la nota: Bar La Jacaranda, 7:00 pm. 

Confiaría en que tu curiosidad dominó a tu prudencia y estás por llegar. Elegiría la mesa del rincón o alguna otra que dé hacia una ventana, por si el pánico intenta hacer de las suyas y necesito aire fresco. Más tarde, tú entrarías y me reconocerías sin duda, entonces yo comenzaría a sonrojarme. Los discursos ensayados durante las horas previas al encuentro perderían sentido, porque al verte me perdería en tus ojos marrones. 

Sostendría la taza de té con fuerza y cuando te viera acercarte sonreiría nerviosa, pero, intentaría hacer valer mi oportunidad. Nos saludaríamos y el resto sería un misterio a punto de ser descubierto. No me importaría compartir cierto silencio a tu lado porque en él también se puede descubrir la paz. Previamente no habría pensado demasiado en la conversación, podríamos pasar horas charlando o tan sólo minutos, en cuanto los meseros del bar nos indicasen que están por cerrar o si tan sólo decidieses marcharte.

Tendría un momento y en principio, sería suficiente. Si decidieras quedarte, terminaría admitiendo lo que por consecuencia es obvio, y si no te desagrada la idea, te besaría. Pediría permiso porque hay límites que deben respetarse. Te regalaría un abrazo y me despediría, lo que viniera después ya no podría escribirlo sola. 

SEGUNDO RECORDATORIO: Aterrizar en la realidad y guardar esas intenciones.

Nunca he pretendido incomodarte con mi enamoramiento. Hoy sé que no fuimos ni hemos ido muy lejos. A decir verdad, ni siquiera hemos comenzado.

6
X