El ciclo de la vida

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La vida es cínica, algunas veces es tranquila y otras veces solo es eso: vida. Despiertas por la mañana ante el inminente brillo del sol, frunces el ceño ante el pensamiento de que hoy es otro día, otro día en el que despiertas y simplemente vives, haces tu típica rutina de la mañana, sin nada nuevo y sin olvidar un pedazo de lo viejo, el día pasa entre bromas y momentos que te hacen sentir joven. Llega la hora de decir adiós con una sonrisa, entonces te diriges hacia casa tomando el mismo camino de siempre, a la misma hora de siempre, con la misma canción de siempre y, como lo hiciste antes, vuelves a seguir tu rutina cíclica de vida. 

Ya en casa, cuando estás a punto de recostarte sobre la cama, pones una canción a todo volumen y bailas al compás de la música. Es ahí cuando lo sientes de nuevo: la juventud que corre por tus venas, la adrenalina que recorre tu cuerpo. En ese momento sientes ganas de reír, de gritar, permaneces ahí bailando en medio de tu cuarto como si el tiempo no pasara. Luego de un rato, te encuentras con la persona responsable de ti, la persona encargada de que comas a diario se para frente a ti con un semblante serio y te pregunta «¿Has pensado en tu futuro?». Tú solo miras al vacío. Te mira seriamente y te dice «Estás desperdiciando tu vida, no estás dando lo suficiente». En el momento en que esa persona lo menciona, tú asientes fingiendo prestar atención, pero luego vuelves a lo tuyo, buscas otra canción y le subes aún más al volumen para callar a la pequeña parte de tu mente que sigue recalcando la pregunta «¿Has pensado en el futuro?». Después de un rato, te vas a dormir sin mirar la hora, porque la verdad eso no te importa, eres joven, aún hay mucho tiempo. En ese momento, en tu mente desierta, es cuando esa pregunta inunda tu cabeza «¿Has pensado en el futuro?» y no puedes pensar en nada más que en «¿Qué debería estar haciendo?», y esa pregunta no deja tu cabeza. En la escuela solo piensas «¿me debería de estar divirtiendo?»; cuando te estas divirtiendo solo piensas «¿debería de estar haciendo ejercicio?»; cuando estás haciendo ejercicio solo piensas «¿debería de estar leyendo?»; cuando estas leyendo piensas «¿debería de estar estudiando?». Y es ahí cuando lo sabes, y lo recuerdas cada segundo del resto de tu vida, porque, a decir verdad, deberías de estar haciendo otras cosas.

 

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