Historias del buen adiós

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No te aflijas mucho

A veces las palabras resuenan en mí como en una casa vacía; el cuerpo como casa;

el alma como habitante que de tantas mudanzas ya no sabe bien a dónde pertenece, 

que también se cansa y…

El inicio de cualquier cosa es uno de los procederes más inciertos que existen, puede que incluso más de lo que resulta poner un punto final, aunque en el fondo sean la misma cosa o una devenga de la otra. Como muestra inequívoca de este círculo eterno basten los vestigios, huellas inexorables del tiempo, de la existencia continua, del inicio y el fin desdibujados, como si nunca se terminara de saber cuál es uno y cuál es otro.

Ahora que las palabras sin voz chocan con mis paredes pienso en el principio de los tiempos, en la preexistencia de las cosas sobre la tierra. El principio de las personas que solo cobran vida una vez que hemos puesto sobre ellas nuestros ojos, o nuestros dedos, o nuestros labios, o peor todavía, nuestros sentimientos. Como es sabido que de los sentimientos no existe retorno, resulta inimaginable enterrarlos, ponerles una cruz o escribirles un epitafio; encontrar las palabras correctas para escribir uno a su altura.      

Sin embargo, es importante recordar que lo inimaginable no es siempre imposible. Una vez que una persona ha cobrado vida no podemos desaparecerla, se ha vuelto un vestigio de nuestra existencia y más fácil sería enterrar una dentadura prehispánica, una punta de flecha o un ánfora griega de lo que sería enterrar su recuerdo, porque, aunque breve, la existencia es siempre definitiva. ¿Y qué hay más triste que poner el dolor sobre una lápida a modo de palabras? Enterrar solo la memoria, porque al cuerpo vivo del otro lo vemos de vez en vez y existe en nuestro mundo, no a modo de fantasma sino de alegoría. 

Pero, como dije, lo inimaginable no siempre es imposible. Bien valdría la pena comprar un espacio en el diario local y publicar una esquela. 

 … se obliga a olvidar, aunque no lo quiera; 

porque es la única forma de iniciar una vida nueva. 

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