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Gente que baila
a la que no le importa más que el picor de los saludos,
la salsa en las oraciones llenas,
pero llenas de ritmo,
demostrando que incluso en la gelidez
hay una vena luminosa
que palpita fiesta
que incluso con el cielo lleno de nubes,
lo único necesario para que salga el sol
es que sonrías.
No solo para saber que la compañía da libertad,
que mi cumbia metafórica pinta un canto abrasador;
cumbia, cumbia y calor:
abre los ojos para que salga el sol,
el rumor de nuestra risa apunta al amor.
Al amor que nos inunda,
fe en el amor y el placer;
un gusto,
estás vivo.
El güiro guajiro
de mi corazón acelerado,
de un ritmo amante.
Me dan ganas de bailar siempre,
bailar hacia delante.
Hay un trozo de mi ser
tan grande como nosotros,
como todos nosotros,
de nuestra vena de fiesta
que palpita humanidad.
¿Para qué odiar
si cuando bailamos somos
dos cuerpos de flora incandescente
perdidos en la música?
¡No hay apuro sobre no saber bailar!
Solo muévete, al final, de eso se trata:
que del candor salga el ruido;
deja que la emoción controle el cuerpo
y que de él nazca el ritmo.
Esto que mi corazón palpita es melodía:
¡Si todos son mi gente,
ustedes son mi gente!
Gente mía,
explotemos la vena de la fiesta hasta dejar esta ciudad
de veras hundida
en la sangre fraternal
que da vida.
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