Diminuto

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¡Mierda! Ahí están de nuevo. ¿Cómo logran hacerlo? Apenas voy sacando la cuchara con la miel desbordándose sobre mi hotcake y ya está esa cadena de hormigas que viene a husmear en mi plato. Volteo a la derecha en busca de algo me dé un indicio de cómo lo logran y cuando regreso la mirada, ya están nadando en el tarro de miel. Al menos ahora sé que es miel pura, porque sus pesados cuerpos llenos de maldad no se hunden. 

              ¿Qué se sentirá ser tan diminuto? Si incluso yo, que soy inmenso en comparación y más con este sobrepeso que me acompaña desde hace diez años, cuestiono mi relevancia en el mundo. Levanto el hotcake y le doy una mordida, para calmarme y para pensar. Ya dejé a los niños en el colegio y mi esposa no está en casa, así que definitivamente puedo tomarme un momento para mí. Había pensado en ver ese programa de Sobreviviendo al capitalismo que tanto me hace reír, pero las hormigas no dejan de estar en mi cabeza y esa pregunta se repite. ¿Qué se sentirá ser tan diminuto? 

              Apenas puedo notarlas porque crean una línea oscura, difusa, sobre las baldosas despegadas de la barra. Verlas me causa una extraña sensación, es como sentir que algo se repite, el mismo cuerpo uno tras otro, caminando en línea recta, con el objetivo claro: llegar a la miel. Pero una vez que llegan, todo cambia, pareciera que la regla de su universo es: ¡no se permiten distracciones camino al objetivo, pero una vez llegues a él, eres libre! Por un momento, noto que algunas decidieron el camino de la gula y la densidad de la miel las consumió, apenas se sumergen 1mm y sus cuerpos yacen como minas esperando a ser accionadas por un caminante distraído en el campo. Otras apenas llegan y comienzan el camino de vuelta, ni un momento de contemplación se permiten. Como si una venda les cubriera los ojos y solo una alerta les dijere: ¡Vamos, al siguiente objetivo, vamos, vamos, vamos!

              Algunas, más despistadas, rompen esa línea al llegar y se toman su tiempo. Tal vez se estén diciendo: ¡Qué objetivo de mierda, si a mí la miel me da náuseas! 

              Y mientras pienso en esto y me río en silencio, no puedo evitar sentir empatía, ¿tal vez de compartir la molestia por seguir la línea para un objetivo de mierda que yo no elegí?… ¿Seré yo así de diminuto?

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