En la cima del pueblo

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Visité la ciudad, ya no es la misma. 

Fuimos primavera,

estuvimos a nada de saltarnos el verano, pero le dimos un cierre,

uno real.

Ahora sí me parece que el final es para siempre 

porque la ciudad ya no es la misma. 

Ahora llueve sobre las piedras de una ciudad que no caminamos. 

Miro las luces de una ciudad que ya no es mía.

¿Lo fuiste tú algún día?

En la cima del pueblo me parece todo un recordatorio de tu amor,

un hasta luego,

ahora nuestra ciudad es tuya, temporalmente.  

Habrás de irte y será un leitmotiv todavía más mío 

el decir que todo el mundo se está yendo,

el decir adiós a tu recuerdo.

Visitaste el pueblo, no soy la misma.

Me hace bien saber que las posibilidades de encontrarte son mínimas. 

¿Me hace bien?

No puedo precisarlo, te juro que lo intento.

Me has borrado de cada sitio. 

Sé que fui real porque ya no existo. 

¿Es tiempo de cerrar las puertas de las casas ahora vacías? 

¿Es tiempo de quitarle tu nombre a los memoriales de mi corazón?

¿Es mi deseo irrefrenable de tu peso sobre mi cuerpo el más común de los lugares? 

Ya no sé si soy cartógrafa emocional,

si estoy en la cima del amor,

en la cima del pueblo 

o en la cima del mundo.

Si ante mi ausencia acabarás por olvidar mis calles, 

si se desvanecerán de tu memoria mis cerros y montañas, 

si olvidarás mis lágrimas como un río que se seca y se borra en el mapa,

si seremos solamente un accidente geográfico; un acantilado, un océano o un pantano.

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