Está lloviendo, por lo que debería estar tomando una taza de café caliente en mitad de la nada, contemplando este inmenso mundo, pero no la novela de Sinclair Lewis, sino mi mundo, mi espacio, mi tiempo, mi momento, mi lugar en este vasto Universo. Quiero decir que debería estar inspeccionando el rompecabezas de mi pasado. Quizá soy la reencarnación número 25 más 3 más 1996 igual a… Damn, ¡ya no importa!
Debería fortalecerme como hizo Ragnar Lothbrock antes de decir que su muerte llegaría sin disculpas, él no tenía miedo, él me da fuerzas. Debería convertirme en un misterio como Tommy Shelby cuando volvió de la Primera Guerra Mundial y dijo que lo único que le interesaba era el minuto del soldado, él me da seguridad.
Recuerdo la última vez que sonreí. Aparentaba una felicidad inmensa, pero mis ojos delataban una profunda tristeza. Recuerdo esa caminata de regreso a casa, cabizbaja y conteniendo el llanto; sabía que ese instante sería el último.
Locos ojos taciturnos, que alguna vez brillaron como el lucero de la mañana.
Claros ojos tristes, que hoy emanan una esencia ausente.
Extraños ojos melancólicos, que resisten al dolor de los recuerdos.
Recuerdo mi mirada dichosa, venturosa, tranquila, pero ya no más. Debería estar bien, pero no, ahora estoy en una lucha interna de contrarios: mi mente y yo deseamos ganar una guerra que nunca termina.
Contemplando la lluvia desde la ventana de mi habitación, creo que soy yo quien se devasta y no el cielo. Mis lágrimas regándose como caudal embravecido, mi dolor, esparcido por mi alma, refugiado entre canciones, películas, libros y escritos, alzando la mirada al cielo y preguntándome si un ser supremo me observa y me escucha.
Debería estar en el Valhalla y no en este mundo infestado de humanos, pero acontece lo contrario: estoy aquí, lidiando con diversas batallas internas, con la firme certeza de que eso es parte de vivir, crecer, madurar, progresar y un sinfín de verbos en infinitivo.
¿A dónde debería ir? Sé que debo avanzar, pero sigo aquí, contemplando la lluvia a través de la ventana de mi habitación y algo que suelen llamar depresión recorre mis entrañas. ¿Acaso debería asustarme? Ragnar, Tommy, siento miedo por no saber hacia dónde ir, siento un profundo temor por no saber lo que debo hacer para soltar el pasado. Simplemente debería abrir los ojos y dejar de soñar, ¡qué doloroso es madurar!
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