Muchas gracias por ser tú

pexels-startup-stock-photos-7095-scaled-thegem-blog-default

¿Sabes? Acepto que tú y yo somos diferentes en todo: en lo físico, en lo emocional y, por qué no, en lo cultural; en cuestión de gustos somos como el agua y el aceite. Aun así, te quiero, viste lo que brilla en mí. Todos tenemos eso que nos da brillo, aquello por lo que resaltamos, y la verdad no entiendo por qué lo ocultaba o me negaba a ser yo. ¿Quién era entonces? Fui una persona que se ocultó por temor; herido lastimé a otros, tuve los oídos tapados como si viviera mi propia realidad, como si fuera una película muda donde ni si quiera escuchaba mi propio timbre, tenía que descifrar a la otra persona por sus gestos. Por la manera en que fruncías el ceño y por tu mirada confundida y triste, en ese momento te sentí lejos; un paso de distancia se vivió como si fueran kilómetros. Te pido perdón, supe que te lastimé, lo siento.

Ahora he estado arreglando mis errores, acepto que soy y puedo ser diferente, al igual que otros lo son, y eso es para celebrarlo. Me he rodeado de más personas como yo, diferentes. He vuelto a escribir, me he aventado a situaciones donde sé que perderé, pero al final seré yo quien haya vivido esa experiencia. También entré a diferentes talleres, siempre queriendo explorar más y me di cuenta de algo: me daba un chingo de miedo; es difícil aprender cosas fuera de uno. Me da gusto entrar en un calvario diferente, porque sé que voy acompañado, veo a mi alrededor y veo gente feliz, gente a quien también la vida la ha tumbado y que ahora están a mi lado ayudándome a ser mejor; de alguna manera aceptamos que todos somos diferentes, pero de corazón espero que les vaya bien, ver su sonrisa genuina y ligera me dio ganas de que así vivieran felices por siempre, siendo ellos mismos.

Como escritores y como personas creativas debemos aceptar que somos raros, que nos verán algunos ojos de crueldad, otros de envidia y puede que algunos nos hagan bizcos. Es conmovedor ver ojos de diferentes maneras, unos que se hagan chinitos al reír, otros que se ponen pelones, como de halcón o de un búho, cuando me quieren enseñar algo y en especial los tuyos, que me ayudaron a entender que ser diferente está bien.

Es raro que cuando me siento tan alegre me dan ganas de llorar. Antes pensaba que me hacía falta llorar más, dejar salir todo lo malo. Ahora que lo pienso, también debería dejarme llorar por lo bueno, porque es digno de orgullo sentir lo que uno siente.

57
X