Un buen trago

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Se le ocurrió invitar a bailar a todas mis amigas. Sí, era insistente. En fin, me tuve que sacrificar por ellas y también por perder en piedra, papel y tijera.

—¿En serio? —Contestó con asombro.

—Espero sepas bailar.

No se veía mal, con ese saco y esa corbata… La verdad no tenía ganas de bailar, pero mis amigas me pidieron que viniera a quitarme el estrés de la escuela.

—¿Cómo te llamas?

En lo que buscaba cómo contestarme, miré a lo lejos. Las chicas seguían en la barra, ocultándome sus risas sobradas de alcohol.

—Soy Andy.

—Gabriela —le conteste de inmediato—. Un gusto.

“Me la jugaré, de todas formas será solo esta noche y nada más”, pensé.

 

No esperaba nada, sólo un par de tragos y ya.

—Muy bien, no se me ocurre qué más preguntar.

—Son preguntas casuales Andy, no un interrogatorio.

Las chicas se esfumaron hace tres horas, la noche se pasó volando.

—Se me ocurre esto, ¿qué ropa interior llevas?

—De encaje —contestó Andy.

—Yo, boxers —le dije.

Detuvimos el baile, Andy se había cansado, nos sentamos para hablar de cualquier cosa.

—¿Boxers?

—Y a mucha honra —le contesto con orgullo—. Súper cómodos.

—Ja, eso no me lo esperaba.

No supe cómo pero nos fuimos hasta que cerraron. Yo continuaba fresca para más, Andy por su parte ya no estaba para contestar.

—¿Te llevo? —Le dije, sintiéndome buena persona.

—Está bien…

 

—¿Y eso es todo?

—Como ya te lo dije las anteriores veinte veces, nos besamos antes de que se metiera a su depa.

Después de varios años, mi hermana todavía me pregunta de esa noche.

—Es que no entiendo Gaby.

—Sólo nos conocimos, bailamos, nos tomamos el bar entero y me despedí.

—Pues no te creo —ella siempre consigue sacarme de quicio—. Aún falta algo que no me dices y sé que algún día descubriré la verdad.

Me despedí sin decir otra cosa y la dejé frente a la prepa.

Algo hay de cierto en sus palabras. No pude verme con Andy otra vez, intenté varias ocasiones en el mismo bar, incluso sola, y tuve que pelearme con varios casanovas.

—Buenos días, Gaby. Ya están listas las presentaciones de hoy.

Insistí un par de noches más, trate de preguntar a mis conocidos y nada… como un mero fantasma, un fantasma idiota que vino y…

—Vamos, Gaby. Ya es hora.

Qué más da, al fin que ni quería bailar ese día. No es que hayamos avanzado en nada romántico.

—Buenos días, me llamo Gabriela y esta es mi propuesta…

A quién engaño… me muero de ganas por volver a tomar como esa vez y hablar de estupideces… quiero poder volver a verla y hablar de algo más que mis boxers.

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