Desesperación

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Tus heridas muestran que has navegado en un mar tempestuoso,

rendirse no es opción, cabeza arriba… sé fuerte.

Ansío tomar un ángel por las alas y cuestionarle,

preguntarle por la fuerza de seguir.

 

El miedo vive dentro de mis paredes

y está bajo el suelo.

¿Si la gloria es para mí, porque duele tanto el andar?

Ando y ando, a veces no encuentro el camino y el consuelo.

 

Miro arriba, ahí está el cielo, 

no comprendo, mis sueños me abandonan, me siento morir,

la duda me carcome. ¿Acaso podré rebrotar?

 

¡Oh, Dios! Tan cansada estoy que no queda fuerza de lucha.

Mi semblante frente al espejo me tortura, yo sé que puedo hacerlo,

grito desesperada en un mar profundo, sé que puedo, mi alma escucha,

puedo hacer lo que sea, surge desde mis entrañas un deseo de lograrlo.

 

Ahí está la fe, resurge del final,

unas manos ásperas me sostienen, es mi madre, 

su semblante es casi celestial.

Espero un ángel, oh, por dios, ¿será ella mi ángel?

 

Qué ingenua he sido,

me ha dado la mano, me ha dado la fuerza.

Gracias a ella mi ser ha crecido.

 

Ahora, mi luz es atemporal,

mis brazos son sedantes, mi aura suave 

y apacible, mar de armonía.

Como nunca, brillo sin fin en el espacio,

ya no está, ya no volverá, yo lo sé, 

se marchó aquello que me afligía.

 

La mejor versión de mí es aquí, es ahora,

mil vidas más, caeré y renaceré, lo sé ahora.

Nada me reprime, no está más la tormenta abrumadora

y después de ella soy un atardecer rojizo, 

ahí germina mi mejor versión.

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