
Te recuerdo libre, risueña y amable.
Te recuerdo con lágrimas en tu rostro y con duras palabras a tu espalda.
¿Qué fue lo que hicimos mal?
¿Tomarnos de la mano, besarnos, amarnos?
¿Desde cuándo el amor es un delito?
Nunca hiciste nada en su contra; aun así, el odio te arrebató de mi lado.
Tus alas se quemaron y tus sueños quedaron en un limbo de donde nunca saldrán.
Aquí estoy yo.
Sigo escribiendo, aunque ya no tomo café.
Era tu bebida favorita y ver las tazas que compramos a juego solo me hace entender que ya no estás más a mi lado.
Aquí estoy yo.
Escondida entre letras, tratando de recordarte en el olvido, mujer.
Intentando darme algo de cariño mientras escribo, buscando el mismo que tú me dabas.
1