Escribo por mí, porque llevo el mar adentro

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            Defino al cariño como una demostración compasiva y singular de que valoro y respeto la existencia y la emocionalidad de los otros. No siento cariño por todo el mundo, pero me ocupo de demostrar cariño a quienes forman parte de mi vida, mi realidad y mi presente. Debido a mi razón de ser, resulta típico y esperado que mi cariño sea notorio mediante palabras de afirmación, contacto físico y regalos o actos de servicio por y para las personas que quiero y admiro, pero, ¿cuándo me doy cariño? Cuando escribo, cuando confío plenamente en mis capacidades y abrazo mi vulnerabilidad. 

            Pienso que el momento más honesto y vulnerable lo tengo conmigo misma cuando escribo, cuando me encuentro excavando en lo más profundo de mi mente y mis emociones, extrayendo todo aquello que solo le cuento a la almohada (y de vez en cuando a mi gata), reconociendo y sintiendo este mar que llevo dentro y que a veces me ahoga porque contiene todo aquello que quisiera expresar. Y aunque no siempre la voz me alcanza, por fortuna las palabras sí, y por eso las escribo.

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