
Nada de esto me estaría pasando si yo fuera Kim
Kardashian y en lugar de regurgitar lentejas (…) estuviera
vomitando trozos de wagyu en un piso del Hotel Ritz
Yaroslabi Bañuelos
Nada de esto me estaría pasando si yo fuera La Rosalía…
No estaría ahogando mis pensamientos en canciones malas de reggaetón.
No vería pasar las decadentes calles de la CDMX en un vagón en el que ya nadie quiere viajar.
Seguramente estaría despreocupada montando a caballo en el jardín de alguna mansión de Sta. Mónica, o componiendo una canción despechada.
Tal vez estaría disfrutando premios que no hubiera ganado en los ochenta porque mi sonido y mis letras serían muy bizarras y tendría como amigas a mujeres que congelan las portadas de revista.
Quizá estaría sintiendo en mi cabello el viento de cada esquina, regalo de la velocidad de los autos, o mirando los edificios que estorbaron la mirada de García Lorca cuyo único paisaje era el cielo.
Quizá, también, dejaría de tratar de encajar en la Academia, de añorar el abrazo de un extraño que en ese contacto me conoció más que cualquier amigo.
Seguramente haría numeraciones alfabéticas pasando por la a de alfa, b de brava, c de Charlie, angelada, y llegar a la z de zarzamora, de zapateao…
O de zorra, también.
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