Ya no soy el mismo de antes, he vuelto a mascar chicle, me compré un acondicionador de manzanilla para el cabello, también descubrí que los rábanos son un mal necesario cuando se va a los tacos, cada vez me saben un poco más ricos, aun así, siguen sin convencerme del todo, me resisto a creer que esa madre se come. Adivina qué, me compré una cachucha a veinte pesos y es una de mis favoritas, curiosamente la otra vez fui a la papelería y me sentí como un niño en juguetería, emocionándome por ver los diferentes tipos de pluma y libretas, y sí, sigo prefiriendo las libretas básicas, al final es papel y tinta, no se necesita más. Ahora me considero una persona diferente, ahora soy un Yo con tenis nuevos y al que le gusta cómo se ve con su camisa de flores amarillas.
Claro, también en este medio año de tu ausencia se murió mi abuelo, preferí no decírtelo, la verdad ya he sufrido mucho, una pérdida como esa la puedo sobrellevar solo, dicho y hecho, solo que tuve que lidiar con esa perdida y con tu ausencia al mismo tiempo. Ahora después de tanto tiempo puedo bailar libremente, no sé, solo lo hago, se mueve mi cabeza al compás de la música al igual que mi pie, y si la música está en su punto, muevo hasta la cadera, no importa si es en soledad o en el trabajo
Ya qué, a seguirle, que mucho he escuchado de los auténticos, de pepe y toda esa banda que alguna vez sufrieron de un corazón roto. Todos ellos avanzaron a paso firme, es momento de seguir el mismo camino. Como dije en un principio, no soy el mismo de antes, ahora ya no te espero, los decadentes y yo tenemos algo en común, te di mi corazón y lo perdiste.
Veré el mundo arder en fiesta y me uniré al festival de incongruencias, donde en un segundo se sufre y al siguiente se goza. Ya lloré, ahora camino, bailo y canto en medio del desfile rumbo a un destino que ni mi vecino conoce.
Bye bye supongo.
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