20 de enero

happy-birthday-1420830_1280-thegem-blog-default

Suena Vienna de Billy Joel.

El viernes que viene es mi cumpleaños 25. El cuarto de siglo, mencionan algunos. 25. Es un número interesante porque son cinco lustros, el cuadrado de 5 y el número atómico de manganeso. Qué más da. Estoy oficialmente a la mitad de mis veintes y cada año que pasa pesa más que el anterior. Y no lo digo con amargura, simplemente porque, en verdad, cada año que sucede al otro, se siente más como la vida adulta tocando la puerta. Aquella puerta que nunca hubiera querido abrir, y que una vez que lo hice me he rehusado a cruzar por completo. ¿Cuándo será el día en que lo haga? 

Quizás sea el día en que me sienta lo suficientemente satisfecha con mi vida, conmigo misma, con las cosas que hago y las palabras que digo. Ese día en que cumpla las expectativas que yo misma construí sobre lo que es ser un adulto. Me gustaría decir que lo estoy intentando, que todos los días trato ser la mejor versión de mí, pero tristemente, estaría mintiendo. O tal vez no, ¿cómo saberlo?

Veo a mis amigos y conocidos de mi edad haciendo mil cosas, consiguiendo un logro tras otro: los veo en trabajos increíbles o en posgrados en el extranjero, y todavía les da tiempo de hacer ejercicio, ir a terapia, comer sanamente y salir de fiesta. Haciendo todo lo que se supone yo debería estar haciendo, lo que en el imaginario colectivo es ser un adulto en su mejor versión. Y es que, si es así, probablemente no lo estoy intentando. 

Pero es gracioso, porque a pesar de saberlo, no me quedan ganas de tratar. No me malentiendan, no es que no quiera un buen trabajo o una vida sana, es que creo que intentar cumplir con todas esas expectativas me ha alejado de mi esencia. Tal vez la mejor versión de mí misma es aquella en la que me desapego de todo lo que los otros esperan de mí, donde dejo de compararme con los demás y hago todo lo que me gusta hacer sin importar lo que la sociedad piense. Probablemente, mi mejor versión sea yo cantando esas canciones que me llegan al corazón, bailando hasta que me duelan los pies, observando la luna en cuarto creciente, saliendo a tomar aire fresco en las tardes, leyendo historias que llenan mi alma y hablando de las cosas que me apasionan. Probablemente, la mejor versión de mí misma sea yo disfrutando la vida. 

El viernes que viene es mi cumpleaños 25, y quiero empezar este nuevo cuarto de siglo con una nueva perspectiva de lo que es ser la mejor versión de uno(a) mismo(a).

45
X