
La vida siempre me pareció un caos. Era más liviana viajando, entre tantas versiones de ella como los transeúntes que pueblan los callejones en un lugar próximo a África, una aldea a la que se llega en barca, donde me espera Muyal, una vieja amiga que es curandera en el pueblo. Espero encontrar la mejor versión de mí, así, sin tantas excusas y como si fuera la actriz principal de un minicuento. Llegué a la Isla La Reunión donde hay un puente colgante que cruza la cascada en la Joya de las Mascareñas, como se conoce a la Isla. Muyal me contó con una sonrisa que la isla fue el lugar donde desembarcaron los primeros humanos hace años. El puente de la Isla se renovaba todos los años de manera artesanal y se hacía una gran celebración por la reconstrucción. Cada septiembre el pueblo más cercano realizaba una gran fiesta con flores, colores y comida tradicional.
Me gusta llevar conmigo un diario y hoy he anotado frases de las obras de teatro con temática internacional que se presentan en tres plataformas distintas: la plataforma rosa pastel anunció esta tarde una representación de una maravillosa obra japonesa. Lo que más recuerdo es que la Geishas de aquella obra atesoraban un libro color salmón, con páginas de bordes plateados y dentro una ramita según la temporada: una camelia en primavera, un sagao en verano, un crisantemo en otoño y ese día un albaricoque japonés, ya que se consideraba de buena suerte para el invierno…
Qué curioso que pasando el tiempo entre arte, música y plantas medicinales que crecen en la Isla, no solo encontré mi mejor versión, sino también la tuya.
Cuando regresé de mi viaje, ya no parecías el mismo. Tu boca me parecía ahora la más sazonada del mundo —me hacía recordar el tenue sabor de la albahaca—, tu piel me recordaba el intenso color de los cerezos y tus ojos, de los que me había despedido meses atrás, ahora transmitían una lucidez del tamaño del mismo África, donde los tiempos, aspectos y modos de todas las conjugaciones posibles, especialmente los del verbo amar, se conjugan en los labios de mi persona favorita del mundo. Descubrí que no eran solo las plantas, las obras de teatro y las distancias quienes más me ayudaban con mi mejor versión, sino que, cuando tú me nombras sabiendo que soy mis historias, mis viajes, mis sueños, entonces el futuro, mi pasado y nuestro presente me vuelven luciérnaga volando en las farolas descompuestas, luz en medio del caos.
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