Permanezco, ánima

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Jun se mudará al departamento de su novia. Sin embargo, lo que debería ser un acontecimiento ceñido por la felicidad se ensombrece por el peso de un secreto llevado a cuestas.  

El miedo al abandono, a criterio de Jun, es una razón válida para abrazar tal mutismo dado que un amor pasado ya se ha marchado tras enterarse de su ocupación noctámbula. 

Para entender (y así poder revelar) el secreto de Jun hay que remontarse a sus veinte, edad en la que se mudó a un departamento de tonalidades pastel para poder estar cerca de la facultad. Viviendo ahí conoció a Angustias, su vecina de junto. 

Angustias era una joven peculiar. Era la contradicción andante de la actitud natural ante el mundo. Para ella era normal desconfiar de la continuidad de la realidad y creía que el mundo difícilmente puede conservar elementos de sus días pasados. Esas ideas la aterrorizaban. Casi siempre tenía miedo de salir y que las luces de los semáforos fueran de otros colores, que el cielo no fuese azul, que el fuego congelara o que el sol ensombreciera los días. Tantos cuestionamientos sobre la realidad hacían corto circuito en su mente y la hacían olvidar cómo saltar, cómo silbar, la estación correcta del tren, la ruta para llegar a las salas de proyección o cómo tomar el lápiz con la mano. 

Nadie sabría indicar el momento exacto en el que Jun se volvió tan cercano a Angustias. Él pasó a ser el sostén de sus certezas y una fuente de información primordial, y día tras día se encargaba de recordarle que su departamento era el 409, que Paul Banks es el vocalista de Interpol, que la llave izquierda era la fría, que el gato de su sala no era un extraño o que la voz que escuchaba en el teléfono pertenecía a su madre.

El vínculo que les unía era tan fuerte y el cariño que se tenían tan puro que no pudieron separarse incluso después de que Angustias olvidara cómo caminar durante una noche de inusual aguacero, en el medio de una neblinosa calle de tránsito recurrente.

Desde ese día Angustias visita a Jun cada madrugada, con ectoplasma chorreando por sus uñas y congelando todo el ambiente a su alrededor, sólo para preguntarle con una voz cavernosa que resuena hasta en los huesos: 

Jun, ¿permanezco ánima?

Ese es el secreto de Jun: que su existencia está eterna e irremediablemente ligada al fantasma de Angustias. Y teme que, viviendo juntos, su novia lo abandone tras percatarse de que por las madrugadas su corazón es de otra… y que su amor es bifrontal –con una cara terrenal y otra de aspecto fantasmal.

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