Ella

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La primera vez que la vi,

nuestros ojos se encontraron,

sus dientes chocaron,

y de su boca salieron los carmesí

nadando sobre ríos de tempestad

y cantando canciones libres.

Iban y venían,

como barcos de papel que entretejían

lágrimas y risas.

Nadie escuchó tu paso de puntillas,

tu beso silencioso, cuando llegaste,

rozándome la carne, haciendo que mi corazón

latiera monstruosamente; me dijiste

que un beso no es solo un beso

sino una sentencia de amor.

 

Ella tiene cabellos de serpiente,

ojos dulces y graves,

son un estanque que multiplica

todo lo que miro;

me dejas unos besos sin boca

y qué linda mujer veo.

Si tú me miras, yo me vuelvo una rosa

que asiduamente espera florecer,

despiertan mis labios envueltos

en verdor y son mariposas

que aletean aromadas de amor,

tu ruta es la música salvaje

que pronuncia ecos

en la sencillez de los vientos,

siempre inquieta, siempre distinta,

siempre discreta.

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