
Encontrarás tu voz,
el tono,
las palabras que definen tu rastro.
Sí, te hallarás hecha nudo,
con las uñas mordidas,
el vientre roto,
los dientes rechinantes.
Podrás hablarte,
enfrentar a la boca
para escuchar
lo que le dicta a la mente.
Estarás sola.
Óyete,
disfruta tu compañía.
Háblate,
hazlo.
Ya puedes escucharte.
¿Estarás dispuesta a oírte?
Encuéntrate pronto,
no estarás aquí por siempre.