¿Qué hay después de la muerte? Esa es la pregunta que agobia e inquieta a muchos. A mí no me produce miedo sino un deseo de sentir o de saber qué pasa.
Realmente no recuerdo cómo era el comienzo de mi sueño, solo el sentimiento de pasar por puertas y estar en un lugar diferente cada vez; ahora, estoy en la institución en la que actualmente estudio, pero ésta no era la misma de siempre, sino que algo pasaba, algo me había advertido que no sobrepasara la línea final del campo de fútbol pues al cruzarla todo ser vivo moriría.
Dos amigos y yo queríamos saber si esto era real o no, cuando subimos al campo sentimos una especie de campo eléctrico recorrer nuestros cuerpos, pero aun así seguimos avanzando.
Continuamos caminando hasta llegar a ese punto sin retorno, reflexionamos durante un momento si cruzar o no, pero al final decidimos hundir la duda en el fondo de nuestros cuerpos y atravesamos esa delgada línea.
Todo se oscureció al instante.
Sentí que todo en mi cuerpo se desconectó y tardé un momento en volver a ver algo.
Abrí mis ojos sintiéndome tan bien y tan liberada de todos mis conflictos interiores constantes. Estaba en otro lado, el lado de la muerte.
