
Intento dejar volar la pluma y la tinta,
pero no me puedo concentrar.
De mi patrimonio solo existen
comedias y unas cuantas tragedias.
En medio de ellas,
un romance del pasado
me llama con búsqueda sincera.
Yo me cuestionó la razón,
pero dejo atrás el amor.
A las musas les piden la razón,
pero lo único que pueden entregar
es la inspiración.
Cuando buscó en México,
tú estás en Japón.
Entre la flor dalia y el cerezo,
la verdadera belleza está en el soneto.
Entregada a la literatura,
fugitiva como el sueño,
engañas al sosiego
cuando cantas bajo tu velo.
A la ternura ofreces nuevamente
la llama en la tierra de la calma.
En medio del campo de flores
pides riego, mientras yo pido al tiempo
la conciencia de regreso.
Ahora sé que mi alma
tengo vencida,
porque deseo cada día
enlazar tus manos con las mías.
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