Creía que el amor era igual que en los cuentos que leía cuando era pequeña. Ahora sé que ese amor, en donde la doncella es rescatada de una torre por el príncipe y ambos terminan enamorados, es una fantasía, algo imaginario. En la realidad no es tan sencillo.
En el verano pasaron muchas cosas. Una de ellas fue que me enamoré. Pero no creí que mi historia de amor comenzaría así: enamorándome del chico más lindo e inalcanzable. Con su mirada coqueta que hipnotiza a cualquiera, sus labios rosas y su pelo marrón, podría ser cualquier príncipe de cuento, el príncipe de mis sueños.
Como cualquier día, descansaba sobre mi cama cuando escuché un pequeño ruido en mi ventana. No creí que fuera nada, pero volví a escucharlo. La duda me ganó. Me asomé y lo vi a él. ¿Cómo pudo subir hasta aquí? Traía entre sus manos un ramo de girasoles, mis flores favoritas. Me observó con esa mirada hipnotizante y me reveló lo que sentía por mí. Acercó sus labios a los míos lentamente hasta que… Hubiera deseado nunca despertar. Ese sueño fue algo mágico que jamás olvidaré.
