Carta a casa

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Mamita:

¿Cómo has estado? Yo estoy muy bien. Me encanta la escuela, pero te juro que esta vez sí se me hizo pesado por la cantidad de tareas y me urge un descanso. Igual parece que pronto va a acabar el semestre y voy a regresar. ¿Quieres que te lleve algo de aquí?

Sé que hemos estado lejos mucho tiempo, pero ya pronto voy a tener mi título y vas a estar muy orgullosa. Lo prometo, mamita. Te agradezco mucho lo que han hecho por mí; tú y mi pa siempre han estado al pendiente de mí. Vas a poder decirle a la Rosa que tu hija ya es licenciada, y me vas a hacer el pozole que dijiste que ibas a hacer cuando terminara la carrera.

Aunque se me antoja atascarme de tu pozole y tu flan, se me antoja más la tinga que tanto me hacías de chiquita. Nada más comía eso, ¿te acuerdas? Acá no la como tan seguido porque qué pena, pero te juro que si fuera tu tinga dejaba el plato bien limpiecito, así fueran cuarenta veces las que me sirvieras.

Extraño tu comida. Sólo a ti te queda bien; yo siempre me paso de cebolla. No sé cómo calcularle, y tampoco a la sal.

¿Cómo están Bruno e Ignacia? Diles que les mando un saludo.

Le platiqué a Marcelo sobre ustedes y dice que quiere conocerlos. Que las próximas vacaciones tiene planeado venirse conmigo y quedarse allá con nosotros. Te cuento porque convendría que fuéramos preparándolo, ¿no? Quiero dar una buena impresión con él.

No puedo esperar para verlos de nuevo. Te quiero mucho, mamita.

Con cariño, Ren.

—¡Renata!

—Eu.

—¿Ya te vas a venir o a qué horas?

—¡Voy!

—‘Che Renata, ya suelta el méndigo cuadernito ese o te lo tiro. ¿A qué horas vas a hacer el pozole para lo de tu hermano? Ya no tarda en regresarse.

—A ver si ‘ora no te pasas de sal. Ya ni la chingas, ni que fuera pa’ borregos.

—Voy, voy. Estoy guardando.

—Bien lenta que es. ¿Puedes creer el berrinchote que me hizo el otro día? Quesque porque no la dejé ir a la escuela como a Bruno.

—¿A la escuela? ¿Y qué quiere hacer allá?

—Ps no sé. Si yo necesito ayuda aquí. Mejor que aprenda bien a hacer la tinga, que ni eso le sale bien. ¿Qué va a hacer en la universidad? Puros garabatos como los de su cuadernito. ¡Renata! ¿Ya?

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