
Me he dado cuenta de que nadie cambia si no quiere,
aunque a veces una quiere cambiar y no puede.
Cambiar como sinónimo de moverse.
Se busca una puerta, una ventana, y nada.
Una misma tiene que hacer, con mucho esfuerzo,
un minúsculo hoyo por donde el alma pueda escapar.
Para adelante o para atrás,
para la izquierda o la derecha.
Otras veces, los cambios llegan sin pedirlos,
como una obra inconsciente de las circunstancias.
Un día desperté y me contemplé más sabia,
por todos los días vividos me miré más histórica.
Me pensé ajena porque sentí que iba a un ritmo distinto.
Pensamientos nuevos sustituyeron a los viejos.
Nuevos hábitos, nuevos gustos.
¡Qué bien se siente!
Recibo los cambios que llegan por las circunstancias,
pero procuro aquellos que nacen del trabajo duro,
los que fabrico manualmente
y que hacen a mi existencia más consciente.
44