Hace unos días comenzaron los sucesos perturbadores. Específicamente un lunes por la mañana.
Era un día como cualquiera. Me encontraba tranquilamente sentada en mi butaca cuando llegó mi prima para hablar conmigo sobre un tema muy interesante. Sus palabras fueron:
—El tirante que trae Alexis en la mano, ¿es tuyo? —dijo Lucia con cara un tanto seria.
—¿Qué tirante? —contesté.
—Presta atención a su brazo derecho —dijo con un tono muy peculiar.
Efectivamente, había un tirante atado a la mano de aquel ser divino. No me hizo falta darle tantas vueltas al asunto para descubrir de quién era aquel tirante color negro. El tirante era nada más y nada menos que propiedad de Miriam, ex de mi Alexis.
Me decepcioné un poco. Solo un poco.
Minutos después, un compañero se acercó a mí. Se trataba de Dilan.
—¿Qué quieres? —le dije molesta.
—¿Ya sabes que Miriam y Alexis regresaron? —preguntó Dilan seco.
En ese momento mis ojos se humedecieron. ¿Cómo era posible que hubiera regresado con aquella persona que le hizo tanto daño? Yo fui la única persona que lo escuchó llorar noche tras noche, culpándose. Era obvio que él la seguía amando, pero ella nunca lo amo a él. Simplemente fue su juguete.
Es claro que todos amamos a alguien que no existe.
