Me volviste a suceder, me volviste a inquietar, me volviste a gustar como aquella primera vez. No sé cómo llegué a pensar que ahora sería diferente. Tal vez fue el bombardeo de ilusión que me hicieron en las últimas semanas, lo que me hizo creer que tenía oportunidad. Para mi mala suerte, no fue así. Procuro no darle importancia. Bien me dijo un profe cercano que lo importante es que yo me sincerara, y ya lo demás lo dictaría la suerte. Al menos la espinita ya me la quité.
A veces pienso en tu memoria…
No hay una historia detrás que recordar, no hay antecedentes entre nosotros; ni siquiera hubo un “nosotros”. Pero las partes del día donde por momentos casi efímeros tu mirada cruza con la mía y mis ojos cazadores se reflejan en los tuyos, me obligan a imaginar que entre nosotros hay un grueso libro en blanco esperando ser llenado con la jugosa historia de un amor entre dos jóvenes seres que se quieren y se disfrutan al máximo.
Tal vez solo estoy enamorado y con mucho tiempo y tinta por delante. Pero mis ojos se mueren si no se cruzan con los tuyos. Confío en que algún día la vida nos junte, aunque sea un momento, para amarte como mereces. Quizá solo divago buscándole excusas al corazón, intentando hacerle entender que jamás obtendrá su anhelada fantasía; viendo solamente cómo se retuerce en su agonía mientras busca excusas para este amor no correspondido.
