Jonathan H. Fernández

20 Feb: Avisos

En este jueves décimo y tranquilo

del clarísimo mes, descubres

nuevas señales y prodigios nuevos

de la humedad en la pared.

Que ya no son fiestas ni son misterios

sino materia de estupor:

el joven ama el ruido de la muerte

pero el viejo teme su olor.

20 Feb: El nacimiento (fragmento)

Con la cara frente a una linterna y en un camino yo llegué a este mundo donde todo es hermanos peleándose. Pasé varias noches de frío porque mis padres tenían problemas. Más tarde, cuando mis padres fueron atrapados yo fui con la abuela, al poco tiempo ella me llevó a casa de la nana.

Años más tarde mis padres volvieron para atraer con sus presencias otro buen número de catástrofes, pero esa historia no la relataré hoy, ni nunca.

Dicen que uno no recuerda nada a muy temprana edad, yo recuerdo muy bien que nadie me cuidaba nunca. La casa de mi nana estaba situada en una ranchería; ahí hubo golpes, pero esos los presencié más tarde y nunca los contaré. Recuerdo claramente que al principio me llamó la atención que a los demás niños de la ranchería les caminaran moscas por la cara, más tarde me parecía normal, jugar con las moscas fue habitual durante una buena parte de mi infancia. Ahí en la ranchería estuve todos los años que mi madre y mi padre estuvieron en prisión, es decir, desde que los agarraron en ese camino, unas horas después de mi nacimiento, hasta que cumplí los cuatro.

20 Feb: Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida

Ella pensará que mi genoma deletrea sin matices la palabra

traición. Entre fiestas de espuma perdí la capacidad de leer el

futuro en cada espejo de las bolas disco. Mira qué lejos se ve

desde aquí el esplendor blanco del polen que se eleva sobre la

pista. Mira qué remota suena la respiración del invierno en que

aprendimos a congelar bengalas mientras nuestros ojos perdían

el control.

Mientras yo te perdía.

20 Feb: Cuadrilla

Juan amaba a Teresa que amaba a Raimundo

que amaba a María que amaba a Joaquín que amaba a

 Lili

que no amaba a nadie.

Juan se fue a los Estados Unidos, Teresa entró a un

 convento,

Raimundo murió en un desastre, María se quedó

 soltera,

Joaquín se suicidó y Lili se casó con J. Pinto Fernández

que no había entrado en la historia.